La industria de los videojuegos es inmensa. Cada día salen a la venta una docena de juegos nuevos, desde experiencias AAA, pasado por indies que cuestionan la forma en que interactuamos con el medio, hasta todo lo que podemos encontrar en el camino. Es difícil jugar todo a todo momento. En algunas ocasiones, experiencias interesantes pasan desapercibidas en este océano de contenido, lo cual es triste. La falta de publicidad normalmente resulta en bajas ventas y obliga a que los desarrolladores abandonen cierta IP. Espero que este no sea el caso de Disintegration.