Microsoft puede ser muchas cosas. Desde un gigantesco corporativo que a casi nadie simpatiza, hasta por ejemplo, haber sido la compañía pionera que se encargó de abrir los primeros caminos para que los desarrolladores independientes pudieran comenzar a llegar a las masas, esto por medio de programas como Xbox Live Arcade que hace no mucho, nos regaló joyas de la talla de Super Meat Boy o el inolvidable Braid. En 2015 sin mucha fanfarrea, los padres de Windows publicaron un pequeño juego bajo el nombre de Ori and the Blind Forest desarrollado por un estudio independiente conocido com Moon Studios. Vaya impacto el que nos llevamos al ver el dominio que estos austriacos tenían sobre el uso de Unity como motor gráfico y más sorprendente aún, la manera en la que interpretaron a los famosos Metroidvania. Una leyenda había nacido y tras una complicada espera, Ori and the Will of the Wisps finalmente está entre nosotros para ratificar que lo sucedido hace cinco años, no fue obra de la suerte o de la casualidad.