Aunque goza de muy buena salud general, las ruedas del rover marciano Curiosity de la NASA llevan tiempo siendo una preocupación porque están sufriendo un desgaste más fuerte del inicialmente previsto.
El problema está en que cuando está subiendo una cuesta alguna de las ruedas puede empezar a patinar, lo que, según la que patine, hace que las ruedas delanteras tiren de las traseras y las claven contra rocas puntiagudas o que las traseras empujen las delanteras contra rocas de este tipo.
La NASA lleva desde 2014 aplicando técnicas para minimizar este desgaste como son por ejemplo reducir la velocidad según el terreno que vaya a atravesar, intentar evitar por todos los medios pasar por encima de rocas puntiagudas –aunque esto sólo puede aplicarse sobre los primeros metros de cada recorrido, pues más allá de eso las rocas no se distinguen en las imágenes de las cámaras de navegación que se usan para planificar los desplacamientos–, o incluso hacer que Curiosity viaje marcha atrás, ya que por cómo está diseñado el sistema suspensión las ruedas sufren algo menos así.
Dentro de todo este esfuerzo por proteger las ruedas de Curiosity la última medida ha sido una actualización de software que lee la velocidad a la que está girando cada rueda y la presión que está haciendo contra el terreno para ajustar la velocidad de giro de tal forma que no resbalen. En las pruebas realizadas en tierra las ruedas delanteras experimentaron una reducción del 20 por ciento en su carga …