Si usas Google Chrome como la gran mayoría de los internautas, lo más probable es que te encuentres en una de dos situaciones: tienes un buen ordenador a mano y estás contento con el navegador; o, llevas algún tiempo sufriendo con el elevado consumo de recursos y en cómo esto enlentece tu ordenador y la navegación, y te roba un poco más cada día, las ganas de vivir.
Chrome es un gran navegador, pero como todas las cosas en el planeta tierra salvo los gatitos, no es perfecto. En mi caso llevo usando el navegador de Google prácticamente desde que existe, abandoné a Firefox por él, y por muchos años tuvimos una hermosa relación. Pero, desde hace un par de años ese amor se ha venido diluyendo. Luego de muchos intentos sin éxito por cambiar de navegador, finalmente he podido dar el salto sin extrañar nada de Chrome, y esto es casi todo culpa de Opera.
Hace poco escribí un artículo explicando cuál era la única característica de Chrome por la cual no cambiaba de navegador. Esa posibilidad de anclar la barra de tareas cualquier página o aplicación web, y luego ejecutarla como una ventana, no la llevan otros como el mismo Opera, ni Firefox, ni Safari, ni Edge, ni Vivaldi, por mencionar algunos.
Así que continuaba usando Chrome a pesar de los cada vez más frecuentes parpadeos en la pantalla y errores WebGL, cuelgues extraños, un consumo de recursos estratosferico que apenas me deja …