Antonio Sabán para Think Big. Durante años, Snapchat ha sido una red que, sobre todo en Estados Unidos, y más recientemente en Europa, llegó para cuestionar el modelo de funcionamiento de las otras redes sociales. Frente a la tradición y al conservadurismo, Snapchat fue haciendo cambios que la situaban como ideal para toda la generación de los millennials y su idiosincrasia particular, la cultura de lo efímero. Esa que hace que lo que se comparte ya no tenga vocación universal y de permanencia, sino de olvido y mutabilidad. Aunque lo parezca, no es un debate filosófico de la antigua Grecia, sino una nueva cultura.
picjumbo.com_hnck2348.jpg
Snapchat llegó a ser incluso la gran promesa para los medios, una manera de contar la realidad distinta a la “nueva” pero ya establecida por Twitter y Facebook, porque aunque parezca mentira, 10 años en Internet son siglos en la vida real. Ante esa situación, Facebook ofreció a Snapchat US$3.000 millones para ser adquirida, hecho que desde la compañía amarilla rechazaron, es de supones que por sus métricas de crecimiento, con el fin de evitar ser la nueva Instagram, que tras decirse que era incluso cara tras ser comprada por US$1.000 millones, ahora mismo supone el activo publicitario y por tanto de ingresos más valioso de la compañía de Mark Zuckerberg.
Snapchat decidió seguir adelante sola, para intentar crecer como lo habían hecho todos sus rivales. El problema es que su idea no es patentable, y sucedió lo …