Wired nos deleita de vez en cuando con perlas de sabiduría como estas diez mil palabras de Hugh Howey acerca del estado de la inteligencia artificial y su posible futuro: How To Build a Self-Conscious Machine (Cómo construir una máquina consciente de sí misma). Si eres de los que aprecian las buenas lecturas largas sobre tecnología, esta te gustará.
El artículo es profundo y toca muchos palos, desde el Test de Turing (al que la verdad no da mucha relevancia) a todos los experimentos de Google al respecto y principalmente a la inteligencia de los coches autónomos, quizá los que más rápidamente estamos viendo ascender en la escalada hacia la IA. (También menciones a Watson de IBM, a las IA que juegan al ajedrez, al Go, etcétera.)
El punto fuerte del artículo es plantear que la llegada de la inteligencia artificial tendrá lugar cuando diseñemos sistemas capaces de funcionar en base a la teoría de la mente de los seres humanos. La teoría de la mente trata acerca de la capacidad de atribuir pensamientos a otras personas o entidades – además de la consciencia de uno mismo – algo que curiosamente resulta ser un tanto «secundario» en este planteamiento. En el mundo real se traduce en que vemos a los demás a través de nuestros sentidos, intentamos adivinar en base a eso lo que van a hacer o cómo razonan y actuamos en consecuencia. Y más o menos funciona – al menos nos ha servido tras miles de años de …