La utilización de inteligencia artificial ha permitido que un grupo de arqueólogos descubra, en cuestión de meses, casi tantos geoglifos en el desierto de Nazca como se habían identificado durante el último siglo. Estos nuevos hallazgos permiten diferenciar entre dos tipos principales de geoglifos y ofrecen pistas sobre el posible propósito de las figuras, que fueron creadas hace más de 2.000 años.