Star Trek: Discovery (2017, en Netflix) es la sexta serie de la saga creada por Gene Roddenberry que llega a las pantallas – si no contamos la serie de animación. Ahora mismo está en el parón de inverno, con 9 episodios emitidos de los 15 previstos para la primera temporada y he de decir que cumple con dignidad con todas las expectativas. Incluso diría que llega un poco más allá.
Intentando no caer en ningún fastidioso spoiler baste decir que se ambienta en la época anterior de la Serie original de Kirk, Spock y compañía, a mediados del siglo XXIII. Esto es muy posterior a Enterprise pero a la vez anterior a La nueva generación, Espacio Profundo 9 y Voyager. Lo único que chirría –y dudo que tenga buen arreglo– es el aspecto tecnológico y visual entre ambas. La nueva nave Discovery es capaz de hacer auténticas maravillas (armas, ordenadores y hologramas incluidos) frente al Enterprise NCC-1701 de la serie original, en la que debido a su antigüedad y el presupuesto veíamos que hasta los inventarios se llevaban con lápiz y papel.
Pero temas estéticos aparte, que están muy bien cuidados y resueltos salvo los efectos lens flare de los primeros episodios –ante los que palidecen incluso los cegadores focos del Star Trek 2009 de J.J. Abrams– lo importante es que hay mucha historia y hay muy buenos personajes.
La historia tiene diversos arcos, especialmente el de la guerra contra los Klingons que ya se dejó adivinar en los tráilers. …