Slack se ha convertido en los últimos dos años en la aplicación de trabajo de miles de empresas. Es el lugar donde colaborar, compartir y estar informados de todo lo que ocurre en las mismas. Organizar y gestionar el flujo de trabajo de una manera más productiva. Sucesor natural de Yammer, la aplicación de Microsoft (pagó por ella hace ya unos años por 1.200 millones de dólares). Pero su éxito no tiene discusión. Su mayor reto es eliminar uno de los hábitos más extendidos; promete librarnos de otros canales de comunicación menos eficientes como el email o el teléfono. En una entrevista para ABC, el fundador y director general de Slack, Stewart Butterfield, cree que se ha vuelto muy popular porque «todo el mundo necesita comunicarse».
Para quien no esté metido en el ajo, ¿para qué sirve el servicio?
Es una plataforma de trabajo y comunicación. Cuando la implantación es realmente adecuada, es capaz de eliminar el email como herramienta de comunicación. No tenemos nada en contra del email; es donde recibimos las facturas, las ofertas de productos. Nos sirve para resetear la contraseña de nuestras cuentas y podría seguir hasta el infinito, es útil para millones de cosas. Cuando mandas un correo electrónico en cualquier empresa lo que piensas es en enviar un texto, y ahí acaba todo. Pero en realidad, el email es un proceso, un flujo de trabajo, que queda en privado. Al cambiar a Slack, el eje central de la aplicación es el grupo y …