La vida de las personas pende de siempre de un hilo invisible. Su fortaleza se entrelaza en un elemento indisociable a la construcción de las sociedades, la confianza. En base a ella las civilizaciones son lo que son y se aleja del caos al que que podrían convertirse. Confiamos cada día en el conductor (humano) del autobús que hará bien su trabajo. Confiamos ante el paso de peatones que el coche parará sin arrollarnos. Confiamos, también, en los médicos que nos salvarán de la muerte. Y en el vendedor de un producto porque confiamos que no nos timará. Confiamos en el destino y, cada vez con mayor necesidad, en la tecnología.
En el mar, en medio de una desgracia fortuita, en un hundimiento de un barco por ejemplo, los segundos que se suceden son importantes: cuentan cada uno de ellos para evitar una catástrofe. Aunque los avances tecnológicos en muchas ocasiones se emplean para fines negativos, también ofrece retazos de sus capacidades para contribuir a mejorar y ayudar a las vidas humanas. Con el foco puesto sobre el salvamento marítimo, la joven empresa española Escribano Mechanical Engineering, que opera en el sector de defensa, ha desarrollado un sistema informático que permite automatizar el proceso de búsqueda de náufragos.
El sistema ha entrado en su fase de pruebas en colaboración con Salvamento Marítimo, que iniciará además nuevos ensayos en las próximas semanas en Valencia de cara a una futura implantación total en los helicópteros de rescate en alta mar. …