Septiembre está a la vuelta de la esquina, y eso significa que un nuevo iPhone está en camino: el iPhone 17. Y ante esta situación, la gran pregunta que muchos —incluido yo— nos hacemos es: ¿voy a comprarlo? La tentación es mínima. Y, paradójicamente, la razón principal está en el dispositivo que llevo ahora mismo en el bolsillo: un iPhone 14 Pro Max. Aunque no lleve Apple Intelligence.
En el vertiginoso ritmo tecnológico actual, saltarse dos generaciones puede parecer una locura, pero mi experiencia me demuestra que un buen iPhone puede durar muchos años. Nunca he actualizado de una generación a la siguiente, y el motivo es simple: no lo necesito (al menos, de momento).
Como yo, muchas personas sienten una mínima tentación de cambiar su iPhone por el modelo más reciente. Pero lo cierto es que no tiene sentido hacer una inversión tan grande cuando las diferencias entre generaciones son cada vez más sutiles, especialmente si no eres profesional de la fotografía o no realizas tareas que requieran mucha potencia. O al menos esa es mi visión.
En Applesfera
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La diferencia entre mi 14 Pro Max y el futuro buque insignia de Apple no parece lo suficientemente grande como para justificar la inversión, el esfuerzo… y abandonar un dispositivo que sigue siendo, en 2025, absolutamente sobresaliente. Al menos teniendo en …