Nintendo es una empresa que se caracteriza por una cantidad de franquicias que envidiaría la competencia, con juegos en la mayoría de los géneros. Sabemos que Mario es el referente absoluto y no solamente de la compañía, de la industria en general, pero más allá del plomero existe una franquicia que no contará con una base de seguidores tan grande, The Legend of Zelda no es el vende consolas que muchos creerían, pero más allá de eso, es una de las sagas que más han evolucionado en la historia y después de mucho tiempo, ya tenemos una nueva aventura.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild tiene más de cinco años de desarrollo y la historia fue más complicada de lo que creíamos, de ser el juego exclusivo de Wii U con fecha de lanzamiento de finales de 2015, se convirtió en el título que terminaría la generación de Wii U, pero iniciaría la de Switch.
Lo último que pudimos jugar de la franquicia en una consola de sobremesa fue Skyward Sword, los resultados fueron muy buenos, ya que pudieron demostrar cómo se realizaba un juego con los sensores de movimientos y aprovechando el Wii Motion Plus fue muy claro, pero lamentablemente existió un grupo en específico que no disfruto tanto el control, esperaban algo un poco más tradicional y aquí lo tendrán a todos los niveles.
Tomando sus bases, para reinventar todo
Lo primero que mencionó Eiji Aonuma con la presentación de Breath of the Wild era …