La tecnología avanza a pasos agigantados: hace ya mucho tiempo que la inteligencia artificial dejó de ser un asunto a plantear únicamente en debates sobre fake news y plagios de deberes para convertirse en un tema crucial en diversas áreas, incluyendo el ámbito militar... como lo demuestra la reciente Cumbre sobre Inteligencia Artificial Responsable en el Dominio Militar (REAIM), celebrada en Seúl esta semana.
El uso de drones equipados con IA en el conflicto entre Rusia y Ucrania fue un ejemplo concreto presentado durante la cumbre. Estos dispositivos han demostrado ser altamente efectivos en el campo de batalla, con una mínima supervisión humana, lo que plantea riesgos de fallos algorítmicos.
A final de este evento, más de 60 países, incluidos Estados Unidos y varios miembros de la OTAN, firmaron un acuerdo que establece directrices para el uso responsable de esta tecnología en el campo de batalla.
Sin embargo, China, una potencia clave, decidió no suscribir el acuerdo, lo que resalta las profundas divisiones geopolíticas sobre el control de la IA militar.
Una guerra "centrada en el ser humano"
Este nuevo acuerdo ni siquiera es vinculante, pero sus firmantes afirman que supone un avance significativo al delinear los riesgos asociados con el uso de la IA en la guerra y la importancia de mantener un control humano estricto sobre el uso de la fuerza, especialmente en decisiones relacionadas con armas de destrucción masiva, como las nucleares.
El acuerdo adoptado por la mayoría de los países tiene como objetivo garantizar que la …