A mediados de los noventa, un joven Tom Cruise ya se había consolidado en Hollywood como una de sus grandes estrellas. Pese a ello, aún había directores quienes dudaban de tenerlo como protagonista de sus historias. Esto fue justo lo que ocurrió con la cinta Jerry Maguire, en que Tom convenció al director de darle el papel con una oferta inmejorable: trabajaría en la cita sin cobrar un centavo.
En 1986, Tom Cruise había dado su más importante salto a la fama con Top Gun, cinta que le abrió las puertas a decenas de producciones de primer nivel. Casi una década después, surgió un proyecto de la mano del director Cameron Crowe; cuando el actor se enteró de esta comedia dramática, insistió en recibir una oportunidad de audicionar.
Crowe tenía otros planes, pues, aunque no dudaba de las cualidades actorales de Tom Cruise, en su visión personal era otro Tom quien había nacido para dar vida al publicista deportivo.
A pesar de que Tom Hanks declinó el papel que se le ofreció, el futuro protagonista de Mission: Imposible aún no lograba convencer a Cameron Crowe. La razón de este rechazo fue revelada hace poco por el propio Crowe en el podcast estadounidense Here’s The Thing. En sus palabras, le preocupaba que Tom Cruise se apropiara de un proyecto tan personal, y que la producción sufriera imprevistos en el desarrollo.
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