Fue en el año 2013 cuando adquirí mi primer móvil de Apple, un iPhone 4s. Sí, ya sé que en aquel año se lanzaría el iPhone 5s, pero para qué inventarme una excusa: en aquella época no trabajaba y mi presupuesto era limitado, por lo que adquirir un modelo que había salido hace año y medio era más conveniente. Sin embargo, había otro motivo de peso (literalmente) y que me acabó enamorando: el tamaño.
Por supuesto, siendo mi primera experiencia con iOS, también empecé a enamorarme de las virtudes del sistema operativo de Apple. Sin embargo, que apenas tuviese 3,5 pulgadas me hizo adorarlo en una época en la que los phablet, ese término tan olvidado ya, estaban ganando terreno.
Hoy día me manejo con un iPhone 16 Plus, que con sus 6,7 pulgadas queda lejos ya no solo de aquellas 3,5 del iPhone 4s, sino hasta del Galaxy Note 3, una de las puntas de lanza de la época de los teléfonos grandes y que con sus 5,7 pulgadas se sentía gigantesco. Por eso, haber analizado recientemente el Google Pixel 9a para Xataka me ha hecho tener sentimientos encontrados.
"Qué cosa más cuca"
Literalmente fue esta la frase que le solté a Jose García, mi compañero y encargado de análisis en Xataka. Fue mi primera reacción tras recibir el Pixel 9a en casa y sacarlo de la caja. Lo acompañé de otra frase reveladora "olvidaba lo que era usar móviles de tamaño normal". …