El pasado mes de marzo te explicábamos los planes de la Unión Europea para quitar poder a grandes tecnológicas como Apple y Facebook imponiendo por ley la interoperabilidad entre servicios de mensajería instantánea: es decir, que en el futuro los usuarios de Telegram o Signal puedan comunicarse directamente con los de WhatsApp o iMessage sin necesidad de instalarse dichas aplicaciones.
Esto supondría, de facto, avanzar hacia la conversión de la mensajería instantánea en un único protocolo descentralizado, y hacia el derribo de las barreras artificialmente impuestas por las grandes compañías para asegurarse situaciones monopolísticas.
Sin embargo, lo más irónico de todo es que, según transcurren los debates en torno a esa idea en el seno de las instituciones europeas, ya contamos desde hace 51 años con un protocolo de comunicación online que nació siendo 100% descentralizado e interoperable, pero en el que constantemente se erigen barreras cada vez más insalvables en una acelerada búsqueda de la centralización en torno a un puñado de proveedores.
Hablamos, por supuesto, del correo electrónico.
Estamos viendo como el último protocolo abierto universal de comunicaciones personales en internet deja de serlo de factoPara los creadores de listas de correo también aplica: obligados sí o sí a pasar por un proveedor que esté en la lista blanca de IPs para enviar correos https://t.co/jtDfJxaHNF— Antonio Ortiz (@antonello) September 5, 2022
¿Neutralidad de la qué?
Un reciente hilo en Twitter de Carlos Fenollosa, ingeniero informático y CEO de la startup Optimus Price, ha promovido un debate sobre …