Los coches compartidos llegan de la mano de Zity y Wible. Junto a los alquileres más largos se sumen medidas que dificilmente podrán controlarse.
La desescalada, o la llamada nueva normalidad, comienza a tomar forma. Mientras a nivel político bregan por los pasos de fase o no, a nivel comercial la situación sigue su curso. Y en el mundo de la movilidad, la vuela a la actividad tiene sus propios retos: entre el regreso y la rentabilidad pasando por las medidas de higiene especialmente en el sector de los coches compartidos.
Desde los primeros, con Movo –la versión de motos eléctricas de Cabify– a la cabeza, y después los patinetes de Lime una vez el Ayuntamiento de Madrid levantaba las restricciones a su actividad aumentando sus medidas de higiene, todos los modelos compartidos han ido ocupando las calles.Desde hoy, los patinetes de Bird también ocupan las vías cumpliendo las desinfecciones diarias, más las realizadas por los Bird Watchers a lo largo de la jornada. Y a la lista, se suman los que –bajo las nuevas circunstancias– tienen una actividad más compleja: los coches compartidos.
Mientras Emov y Share Now permanecen a la espera, algunos ya van adelantándose en un sector que, por la nueva situación, se está volcando en el uso de coches privados evitando incluso los transportes públicos. Circunstancias que, pese a llevarse por delante buena parte de la actividad de la movilidad compartida, sí que tiene impacto en el alquiler de coches para larga duración –o incluso el interés por …