Turkmenistán, una nación centroasiática, se distingue por sus leyes inusuales, como la obligatoriedad de que los coches fueran blancos para combinar con su lujosa arquitectura de mármol. Gobernado por dictadores desde su independencia, es un lugar donde el culto a la personalidad y la falta de libertades predominan. A pesar de recibir solo 10.000 turistas al año, sus monumentos gigantescos y su famosa Puerta del Infierno siguen atrayendo la atención de curiosos.