Una anomalía surgió durante la misión NS-23, el último lanzamiento del cohete New Shepard de Blue Origin, propiedad de Jeff Bezos, el lunes por la mañana.
La misión, que llevaba tres docenas de cargas útiles científicas, despegó correctamente, pero mientras se encontraba a unos 9,000 metros, su sistema de escape que separa de forma segura el cohete de su cápsula se activó repentinamente, alejando ambos componentes de forma segura al minuto y cuatro segundos del despegue.
En la transmisión oficial, Blue Origin no explicó la anomalía, misma que al momento de esta publicación sigue sin estar clara, donde parecía que el sistema de terminación de vuelo del cohete se había activado pasado el max Q, el momento en que el vehículo sufre la mayor presión dinámica durante su vuelo.
Pasada esta etapa se pudo apreciar una columna de fuego anómala en el motor del cohete, mientras el vehículo se encontraba acelerando a su trayectoria suborbital, y justo antes de que se activara el sistema de escape de la cápsula, algunos fragmentos del cohete parecen separarse.
Este vuelo era el noveno realizado por el propulsor, donde el sistema de escape funcionó de acuerdo a las previsiones, por lo que si la cápsula hubiera contado con tripulación, habría experimentado fuerzas gravitacionales altas antes de aterrizar nuevamente en el desierto de Texas, tal y como lo hizo el vehículo.
Una racha "rota" para la compañía
Blue Origin …