Este artículo se publicó originalmente en Tecvolución, el blog de Volvo en el que colaboramos desde hace una década, dedicado a las tendencias tecnológicas aplicadas al futuro de los coches, la sostenibilidad, la innovación y el ocio digital.
Hace tiempo que la ciencia ha sido capaz de explicar una de las razones de los «misteriosos atascos» en las carreteras: la lenta reacción de los conductores propicia que se formen las aglomeraciones que no se resuelve a tiempo. Somos lentos en reaccionar cuando hay que frenar y somos lentos al arrancar. Esto propicia una especie de «efecto acordeón» o atasco de tráfico fantasma que crece y crece y que, como las ondas sobre la superficie de un lago, a la larga puede coincidir con tan mala suerte que deje a los vehículos literalmente parados.
Pero hete aquí que la llegada de los coches autónomos ha arrojado una nueva luz sobre cómo pueden resolver este tipo de problemas, en especial esos «atascos fantasma» sin razón aparente. Y es tan simple como añadir un coche autónomo en la ecuación.
En el experimento que puede verse en el vídeo –en el que colaboró un equipo multidisciplinar de cuatro universidades– se puede ver cómo se analizó todo esto: una veintena de coches circulan dando vueltas, casi como si estuvieran en una larga recta encontrándose con diversos escenarios de más o menos tráfico. Casi todos los coches están conducidos por «personas» simuladas, pero entre ellos hay un coche autónomo (marcado con la flecha) cuyo comportamiento y …