Si mañana recibieras un e-mail remitido por un supuesto hacker jactándose de que tiene información tuya (a la que accedió hackeando tu e-mail) que seguramente no quieres que salga a la luz (pero sin dar ninguna prueba de que la tiene), y amenazándote con que si quieres que la publique debes pagarle cierta cantidad de bitcoins, lo más probable es que pases de él si no proporciona al menos alguna prueba de que tenga algo relevante contra ti.
Pero, ¿y si dicho e-mail te llegase, aparentemente, desde tu propia dirección de correo? Cuanto menos, podrías pensar que, efectivamente, estás tratando con un hacker con acceso a tu cuenta de correo, ¿verdad?
Bueno, pues no tengas prisa en pagarle, porque probablemente no lo sea, ni tenga acceso a ninguno de tus datos. Eso sí, lo más seguro es que estemos ante un ciberestafador que 'se lo ha currado'.
Los cibercriminales recurren a técnicas cada vez más sofisticadas para vulnerar nuestra privacidad, y unas de esas técnicas, cada vez más en auge, permite a los spammers y estafadores enviar correos electrónicos que, a primera vista, parecen provenir de nuestra propia dirección de correo. Pero no es el caso, simplemente, manipula la información del remitente para que muestre lo que él indica.
Se trata de la técnica conocida como "spoofing de e-mail" (también existe otro spoofing, el telefónico), y se basa en la manipulación del campo "De:" en los correos electrónicos, permitiendo al atacante suplantar identidades con facilidad. La clave para identificar estos …