Lo que parecía ser una solución para los perezosos y los ocupados en cuanto a interacciones sociales se refiere, podría causar un efecto contrario al deseado. Investigadores descubrieron que las personas tienen una respuesta más negativa si descubren que su interlocutor ha usado IAs para asistirle en la redacción de sus respuestas. Los resultados se relacionan a la percepción de esfuerzo en las conversaciones.
Entre los usos más popularizados que han tenido las inteligencias artificiales recientemente, se encuentra la generación imágenes, códigos y texto por parte de apps como ChatGPT en el último caso. Sus aplicaciones en el día a día van en aumento, desde colaborar en el aprendizaje de algún tema hasta incentivar la creatividad como asistentes en literatura.
Sin embargo, las barreras para la implementación de las IA nunca han sido claras, por lo que las opiniones no dejan de estar divididas al momento de valorar el producto final. Mientras unos apoyan la asistencia de inteligencias artificiales, otros las consideran perjudiciales y poco fiables.
Esto último fue lo que motivó un estudio realizado por la Universidad Estatal de Ohio, en donde se evaluó la respuesta de cientos de usuarios ante conversaciones mantenidas con una IA. Los resultados parecen dar una explicación al rechazo intrínseco de algunos grupos de personas ante asistentes como ChatGPT.
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