La impresión tridimensional no es un invento realmente nuevo. Desde hace muchos lustros se han venido introduciendo lenta pero concienzudamente en diferentes industria. No ha sido, sin embargo, hasta la explosión de impresoras de bajo coste y comerciales que están al alcance de cualquiera cuando desde hace una década se han situado como una reciente disrupción tecnológica.
Sus aplicaciones son, inciden los expertos, infinitas, y da pie a un nuevo proceso industrial más ágil y democrático. Pese a sus notables aportaciones, la intervención de la mano humana para darle la vuelta y experimentar con esta tecnología en arsenal armamentístico ha dado pie a temores e incertidumbres entre la población, máxime en un país, Estados Unidos, cuyo debate acerca de la posesión de armas de fuego está en su punto álgido nuevamente.
Tras varios años de debate y enfrentamientos judiciales, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha alcanzado finalmente un acuerdo con 3D Defense Distributed, una empresa creadora y distribuidora de los controvertidos planos de una pistola fabricada en 3D en 2013, por el cual el gobierno estadounidese admite, aunque con reticencias, la publicación de diseños de armas en internet para su fabricación mediante esta tecnología.
Second Amendment Foundation, una fundación que promueve el uso de armas y defensora de la empresa distribuidora de los diseños, ha asegurado en un comunicado que EE.UU. permtirá a organizaciones sin ánimo de lucro publicar diseños de armas a partir del 1 de agosto, entre los que se incluye el AR-15, un …