En junio de 2017, Phil Spencer, vicepresidente de la división de juegos de Microsoft, decidió darle un giro a la estrategia de la marca Xbox, toda vez que el Xbox One no logró tener el mismo desempeño comercial que su antecesor. La estrategia se basaba en lograr un sistema de suscripción a bajo costo que permitiera tener innumerables horas de entretenimiento para los jugadores.