Ante el crecimiento del mercado de autos eléctricos, aún sigue habiendo un inconveniente: el litio es el mineral más demandado para la producción de baterías, pero es difícil de conseguir y caro.
Por ello, los fabricantes de baterías y las automotrices ya buscan soluciones y alternativas en dos direcciones: la primera es el uso de baterías LFP que son más asequibles, y la otra es baterías NMC y NCA que son una combinación de más materiales.
Las primeras, las baterías LFP ofrecen una menor densidad energética pero una vida útil mucho mayor o, al menos, una degradación menos acusada. Es decir, se necesitan cargar más veces para llegar al mismo destino.
Por otro lado, las baterías NMC y NCA combinan el níquel, el cobalto, el manganeso o el aluminio para multiplicar la autonomía disponible y ofrecer vehículos con prestaciones más potentes. Éstas se utilizan en los vehículos de mayor precio y están íntimamente ligadas a la producción y disponibilidad de litio.
Hay una tercera vía: las baterías de sodio. Un tipo de paquete de energía del que hace tiempo se habla pero que no termina de despegar, y que, sin embargo, está en la mira de Estados Unidos y China como un punto de inflexión para el auto eléctrico y sus economías.
El sodio podría ser la innovadora solución
Sin embargo, el principal problema de las baterías de sodio es que, de momento, su densidad energética es baja. Algunas investigaciones señalan que …