La lucha por la desinformación en internet se extiende por las principales plataformas digitales. Los contenidos «tóxicos» que buscan enredar y manipular es uno de sus mayores quebraderos de cabeza. Un problema que firmas como Facebook o Twitter no han sabido atajar del todo, pero que también afecta incluso a servicios como YouTube.
El conocido contenedor de vídeos, propiedad de Google, tampoco se escapa de esta lacra. D
urante años ha estado albergando publicaciones, algunas muy populares, que difundían discursos y mensajes que alimentaban las teorías conspiranoicas, extremistas o, incluso, «colaban» imágenes de violencia extrema entre vídeos destinados al público infantil.
Según un demoledor informe de Bloomberg
, ejecutivos de la compañía dirigida por Susan Wojcicki ignoraron las denuncias de un grupo de trabajadores que alertaban de un aumento de vídeos extremistas y teorías científicas falsas. El algoritmo de recomendación ha alimentado los bulos y el contenido «tóxico». Vídeos y canales que se recomendaban, además, a los usuarios sin reparar en que tendrían un efecto peligroso al causar desinformación.Algunas de estas publicaciones cuestionaban la llegada del ser humano en la Luna o la eficacia de las vacunas. El informe critica, en ese sentido, la falta de «supervisión editorial» que provoca que la biblioteca de vídeos creciera a base de secuencias aparentemente divertidas pero en muchas ocasiones falsas. «El problema de YouTube es que permite que florezca la tontería. Y, en algunos casos, a través de su poderoso sistema de inteligencia artificial, proporciona el combustible que le permite propagarse», denuncia …