La frase "Hay talento, solo falta apoyarlo" vuelve a aplicar más que nunca cuando de producciones mexicanas se trata. En esta ocasión vamos a contar la historia de Zega-Cola, un producto artesanal creado por manos oaxaqueñas que sueña con plantar cara a las grandes refresqueras que operan en el país.
La historia, como cuentan en El Universal, data de hace aproximadamente tres años. En Santa Ana Zegache, localidad al sur de la capital de la entidad, una pareja de esposos comenzó con la producción de un refresco artesanal y orgánico que bautizaron como Zega-Cola.
En los talleres comunitarios de Zegache, un colectivo europeo introdujo las clases de elaboración de refrescos de cola, pero pocos habitantes de la localidad respondieron al llamado. Actualmente Antonio Ambrosio y su esposa Eufemia Cruz están a cargo de la producción del jarabe necesario para la elaboración del refresco, con la ayuda de algunos miembros de su familia.
Un negocio que no es redituable
A grandes rasgos, la mezcla de diferentes aceites (canela, naranja, lima, limón, nuez moscada, lavanda y cilantro) con ácido cítrico, goma arábica, cafeína y otro jarabe compuesto en su mayoría por azúcar, dan como resultado el jarabe que al combinarse con agua mineral se convierte en Zega-Cola.
Sin embargo, Ambrosio menciona que la producción del jarabe no es un proceso redituable. El costo de los jarabes necesarios para la mezcla es bastante elevado pues los importan desde Europa.
Además, su capacidad de producción es muy limitada, con un promedio de …