La gran prueba de fuego de Facebook está marcada en el calendario, 6 de noviembre. Fecha de las elecciones legislativas en Estados Unidos, la que mide la fortaleza del presidente a mitad de mandato. Uno de los momentos clave para analizar pormenorizadamente si todas las medidas adoptadas por la red social para evitar una posible injerencia extranjera y aprovechamiento de sus políticas de uso para desinformar han resultado óptimas.
El temor es si ya es tarde para evitar un colapso como el sucedido en 2016 cuando salió nombrado presidente Donald Trump, un presidente personalista que ha coincidido en punto de mayor debilidad de las plataformas sociales, acusadas de traicionarse a sí mismas y mirar hacia otro lado mientras personas muy cucas trotaba a lomos de la manipulación informativa. Una de las grandes lacras que, pese a todo, ha beneficiado al sector editorial.
Esa pérdida de confianza sobre las redes sociales, que nacieron para conectar virtualmente a personas, es la que intenta recuperar Mark Zuckerberg, fundador y máximo responsable de Facebook, quien ha asegurado en un comunicado (inglés) que el servicio «está mejor preparado para defenderse de los ataques» y «los intentos de manipulación de la plataforma para influir en las elecciones», al tiempo que ha revelado que recientemente la multinacional «ha frustrado las campañas de influencia extranjera dirigidas a varios países» como en Francia, Alemania, México o Brasil.
«En 2016, nuestros esfuerzos en seguridad nos prepararon para ataques cibernéticos tradicionales como “phishing” (suplantación de identidad), “malware” y …